• Identificar las potenciales amenazas del entorno
antes de que sea demasiado tarde, como el lanzamiento de un nuevo producto por parte de la competencia o una nueva empresa.
• Aprovechar las oportunidades del mercado
para reaccionar y adelantar a la competencia.
• Prever las tendencias de tecnológicas y de mercado
para adaptar la estrategia y ser los primeros en lanzar nuevos productos, desarrollar nuevas tecnologías, exportar a países emergentes o importar materias primas de mayor calidad.
• Estar al corriente de los cambios legislativos
y así adaptarse a los cambios en el preciso momento.
• Conocer las necesidades de los clientes y las demandas del consumidor
para dar una respuesta adecuada más rápido y con un valor añadido.
• Vigilar a los competidores
y ser conscientes en todo momento de su estrategia.
• Aliarse con socios estratégicos
o cooperar con ellos en el caso de no poder hacer frente a los retos del mercado.
• Anticiparse a los cambios
para trabajar en desarrollos que pueden dar respuesta a necesidades futuras.
• Mejorar la capacidad de reacción
gracias a contar con actualizada de lo que ocurre en el entorno.
• Minimizar el riesgo en la toma de decisiones
al saber lo que ocurre en cada momento y las tendencias del sector.
• Mejorar la gestión de la I+D.
Conocer lo que ocurre en el entorno contribuye, por una parte, a la orientación de futuras acciones y, por otra parte, puede mostrarnos la no viabilidad de proyectos que estamos desarrollando, bien por obsoletos o bien porque no se adecúan a las necesidades del mercado.