Transformación digital en la industria cerámica
En las plantas de producción ya hay máquinas sensorizadas que permiten que muchas de las tareas que se realizan en la fábrica sean automáticas. El siguiente paso es sacar partido a esos datos para el resto de las actividades de la empresa.
El cerámico español alcanzó unas ventas totales de más de 3.800 millones de euros en 2020 y ya tiene presencia en cerca de 190 países.
El sector cerámico español es uno de los más dinámicos de España. Es la tercera industria que mayor superávit aporta a la balanza comercial del país, con unas ventas totales que en 2020 alcanzaron los 3.842 millones de euros, según datos ofrecidos por la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (ASCER).
Con presencia en cerca de 190 países, de la facturación global, el 75% corresponde a exportaciones y el resto a las ventas en el mercado nacional. En su conjunto, se estima que el sector cerámico español da empleo directo a unos 16.100 trabajadores en empresas que, en su mayoría, son de pequeño y mediano tamaño.
La relevancia de esta industria y la situación derivada tras la pandemia, han acelerado su transformación. Un proceso en el que este sector ya estaba inmerso para hacer frente no solo a la coyuntura económica, también al crecimiento anual sostenido que venía experimentado desde el año 2012.
Ejemplo de ello es la existencia del Instituto Tecnológico de la Cerámica (ITC), fundado 1969 y cuyo objetivo es servir de apoyo a las empresas en sus procesos de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) para evitar que se queden atrás y continúen siendo competitivas.
Automatización eficiente y sostenible
Con estos precedentes, es fácil intuir que la industria cerámica siempre ha ido a la par que los avances tecnológicos. Ahora, su prioridad no es solo la automatización de sus fábricas, un punto en el que ya llevan tiempo avanzando, si no hacerlo de la manera más eficiente y sostenible para responder a las actuales y futuras necesidades del sector, de la actividad industrial y de la economía.
Esto implica que todos sus procesos, desde el procesado de los materiales hasta la puesta en mercado del producto final, se digitalicen. En las plantas de producción ya hay máquinas sensorizadas que permiten que muchas de las tareas que se realizan en la fábrica sean automáticas. Esas mismas máquinas generan datos que, analizados adecuadamente, facilitarían la optimización de otras actividades.
Para tener este control completo de la fábrica, en la solución Smart Factory by aggity se integran todas las funcionalidades para la gestión de una planta a todos los niveles. Esta solución proporciona datos en tiempo real, facilita el análisis y la aplicación de acciones correctivas, y aporta mayor rapidez de reacción para minimizar las pérdidas. Asimismo, permite identificar incidencias por medio de paneles de control, alarmas, gráficas interactivas y KPI’s, además de mostrar la eficiencia de los modelos productivos de forma visual.
El uso de una plataforma de estas características mejora la calidad de las operaciones de la fábrica, reduce los tiempos, disminuye los costes y maximiza los ingresos. La continua recopilación de datos permite a los responsables tener una visión más clara del funcionamiento de la planta manufacturera, dejando poco lugar a la improvisación.