Claves para trabajar con una estrategia Agile

Kanban y Scrum son dos metodologías Agile con el objetivo de ser capaces de responder a un entorno empresarial en constante cambio y evolución.

El método Kanban es adecuado para los flujos de trabajo continuos, mientras que Scrum se basa en proyectos divididos en varias fases.

El entorno actual se caracteriza por el cambio constante y las organizaciones han de estar preparadas para responder a este reto y no quedarse atrás. Las estrategias actuales no han de perder de vista el imperativo de adaptación de una manera rápida, permanente y dinámica. Es aquí donde las metodologías ágiles para la gestión empresarial se convierten en grandes aliadas. Los métodos de la estrategia agile más extendidos son Scrum y Kanban. Estas técnicas flexibles están orientadas a la satisfacción del cliente del modo más eficiente posible. Al margen de la metodología Agile que se adopte, ambas se caracterizan por el acceso a la información de forma muy visual, por la comunicación entre los miembros del equipo y los diferentes departamentos, así como por la facultad para responder rápidamente a los cambios y evitar fallos.

Kanban o Scrum

Kanban, según define la firma analista Deloitte, se basa en el desarrollo y entrega continuos, abordando un pequeño número de tareas de forma fluida y simultánea. Los equipos que adoptan esta metodología utilizan una herramienta de planificación visual: el tablero Kanban, que se asocia con una representación de un panel con post-it, ya sea físico o digital.

Este tablero muestra cada proyecto (historia del usuario) en una tarjeta, que se va desplazando a través de columnas que representan las distintas etapas de un proyecto. El objetivo es asegurar que el número de acciones que entran en el proceso coincide con las que se completan. Desde la consultora apuntan a que el método Kanban es el adecuado para los equipos tiene gestionan un flujo continuo de solicitudes.

Scrum también divide tareas complejas en historias de usuarios y las visualiza en su dinámica de trabajo, muchas veces recurriendo a un tablero Kanban. Los equipos que utilizan esta metodología se comprometen a ofrecer un producto terminado al final de los intervalos establecidos (sprints). Si el objetivo de la empresa es entregar valor a los clientes de forma regular, Scrum se postula como la opción más adecuada.

Mismo objetivo, diferente estrategia

Kanban se encuadra dentro de procesos de trabajo continuos y no hay fases preestablecidas. En este método se pueden mezclar proyectos, ya que trata de que los trabajadores mantengan una actividad constante. Por su parte, la estrategia Scrum identifica los procesos en los que se divide un proyecto y establece objetivos para cada uno de ellos con una duración determinada. El propósito, en ambos casos, es ofrecer un producto final que se adecúe a los requerimientos del cliente.

El lema principal de la metodología Kanban es “stop starting, start finishing”, lo que viene a significar que lo prioritario es finalizar las tareas comenzadas antes de iniciar otras nuevas. Como se adelantaba más arriba, el número de trabajos es limitado y se controla y visualiza con el tablero de post-it. Gracias a él se puede supervisar su evolución y cambiar las prioridades si así se requiere.

Aunque es habitual enfrentar las estrategias Kanban y Scrum como dos metodologías Agile que se excluyen entre sí, lo cierto es que ambas persiguen un mismo objetivo aunque se desarrollen de manera diferente. Incluso pueden llegar a complementarse en determinadas fases de la gestión.

estrategia Agile

                                                                                                                                                                                                                                                                                                        Fuente: Deloitte

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