Asistentes Virtuales Cognitivos, empatizar con los clientes

La comprensión del lenguaje humano por parte de las máquinas y su respuesta con este mismo lenguaje no es un reto nuevo, pero sí lo son los avances conseguidos en los últimos tiempos y la expansión de los Asistentes Virtuales Cognitivos (AVC).

El potencial de aprendizaje y las capacidades de los AVC los convierten en agentes clave para añadir valor a los negocios y generar experiencias positivas para los clientes.

Siri de Apple, Alexa de Amazon, Cortana de Microsoft, Google Assistant o el Messenger de Facebook -ahora Meta- son ejemplos populares de un momento, bautizado como la revolución de los chatbots que, sin ser tal, ha supuesto un importante paso hacia delante en la expansión de los asistentes virtuales.

Fue en la década de los 60 cuando Joseph Wiezenbaum creó en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) a Eliza, uno de los primeros bots conversacionales y piedra de toque de un fenómeno, que ha convertido a los denominados chatbots en herramientas cada vez más comunes, especialmente en las empresas data-driven.

En el más de medio siglo que ha trascurrido desde entonces y gracias a los avances en la tecnología de Inteligencia Artificial (IA), estos agentes han evolucionado de forma notable y son muchos los ejemplos de la multitud de aplicaciones en las que los chatbots están presentes.

Primero, la necesidad de ofrecer a los usuarios experiencias nuevas, personalizadas y humanizadas, es decir, a través de una interfaz natural y, segundo, las ventajas y beneficios que proporciona la automatización han impulsado la inversión y el desarrollo en este campo. Un entorno en el que, a diferencia de los chatbots, que tienen limitaciones, los Asistentes Virtuales Cognitivos (AVC) siguen avanzando. La superioridad de los AVC se encuentra en su potencial de aprendizaje y en sus capacidades para añadir valor a los negocios y generar experiencias positivas para los clientes.

Aunque la función que desempeñan chatbots y AVC es la misma y se concreta en prestar asistencia a los usuarios en el desarrollo de diferentes acciones, la capacidad de autoaprendizaje de los AVC posibilita su entrenamiento y mejora constante. Los AVC son duchos, por ejemplo, para comprender términos y contextos propios de un sector de actividad determinado, un ámbito específico o una organización concreta.

Además, y este aspecto es clave, durante las interacciones, ya sea vía voz o vía texto, los AVC son diestros en el reconocimiento de la vertiente emocional de las palabras, del lenguaje coloquial e incluso de los tonos. A partir de estas distinciones, los AVC son sensibles al entorno y el estado de ánimo y, en base a ello, pueden proporcionar una asistencia empática.

La capacidad de los AVC para interactuar en un contexto determinado y para reconocer los estados de ánimo del usuario a lo largo de la interacción se traduce en un trato más personalizado, pertinente y ajustado a sus expectativas, que contribuye directamente a una mejor experiencia de cliente, a su satisfacción y fidelización. Con estos atributos, los AVC siguen ganando peso en call centers y centros de atención y soporte a los usuarios, así como en muy diversos ámbitos de las empresas, interna y externamente.

En la práctica, las soluciones creadas a partir de la propuesta diferencial de aggity, que incluye distintas plataformas y herramientas de big data y analytics, inteligencia artificial, procesamiento del lenguaje natural y aprendizaje automático, demuestran que los AVC aportan valor en múltiples áreas: desde la gestión de los RRHH y el talento, y el soporte TI a los usuarios, hasta el marketing y las diferentes fases de la comercialización.


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